El siguiente relato
corresponde a una entrevista realizada a un joven estudiante.
Como esta historia
de vida, son diferentes los factores y las diferencias individuales que hacen
parte o afectan el contrato psicológico y que las empresas, específicamente departamento
de recursos humanos debe tener en cuenta las motivaciones e intereses de las
personas, para procurar el bienestar de sus futuros trabajadores.
Hombre, de 21 años de edad, estudiante de
comunicación social
“Trabajo
como agente de teleoperaciones, ya voy a cumplir dos años haciendo lo mismo. Realmente
estoy en este trabajo porque tocaba, es que esto de estar pegado frente a un
computador y llamando a la gente para molestarla, eso no me parece nada
agradable, y yo digo que esto no es nada productivo, pues no me aporta nada, yo
no aprendo nada verdaderamente importante. Parezco una maquina más de la
empresa, sigo un libreto, llamo y pregunto lo mismo durante 8 horas diarias, ahí
no hay nada nuevo, nada que me sirve, no me aporta para mi desarrollo
profesional ni personal.
Eso de
que yo cumpla las expectativas para la empresa, pues digo que sí, porque a
ellos les interesa es que llame a equis número de personas y tener equis
llamadas efectivas, eso les sirve a ellos. Que la empresa cumpla mis
expectativas, aseguro que no, de ninguna manera, como dije, no me aporta nada,
solo la plática.
Yo digo
que no estoy satisfecho, por lo que le dije antes, no me gusta este tipo de
trabajo, pero es lo que hay. No me siento ni feliz, ni identificado con la
empresa.
Si usted
me habla de eso de contrato psicológico, pues si, a uno le dicen que puede
esperar uno de la empresa y lo que ellos esperan de uno, pero es que, ya ve mi situación,
no vengo motivado, entonces lo que ellos piensen de uno es una cosa, y otra
cosa es lo que yo realmente estoy sintiendo en estos momentos”.
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